Resiliencia Urbana

Se entiende como resiliencia urbana la capacidad de medir los sistemas que conforman la ciudad y sus ciudadanos, así como mantenerlos ante eventos climáticos extremos y otras situaciones de estrés, adaptando y transformando el sistema urbano hacia la sostenibilidad. Ya no se trata de una cuestión de buenas prácticas, sino de una necesidad por el calentamiento global al que sometemos a nuestro planeta.

El sistema urbano considera la dimensión espacial, localizaciones geográficas con su funcionalidades e interconexiones con otros territorios, organizativa, desde un punto de vista de la ciudadanía, física, desde edificios hasta equipamientos, funcional, desde mercados hasta movilidad, y tiempo, dado que la ciudad es un espacio en continuo proceso de transformación.

Las características de la resiliencia urbana descritas por @UNHABITAT son persistencia de los elementos urbanos frente a situaciones de estrés, adaptabilidad a futuros riesgos, inclusividad que garantice seguridad a personas vulnerables, integración e interdependencia de todas las infraestructuras, reflexividad con todos los sistemas en continuos cambios y capacidad de transformación hacia acciones positivas que eliminen riesgos.

El procedimiento comienza con un análisis de la ciudad que dibuje la situación y un diagnóstico basado en datos históricos, climáticos, ecosistemas, áreas urbanas, estructura administrativa, demográficos, económicos y peligros estimados. El diagnóstico que resulte se debe centrar en todos los actores que interactúan a nivel local y la posibilidad de mejora de su gobernanza financiera y estratégica.

Imprescindible la identificación de posibles estrés externos y las medidas de reducción de riesgos con sistemas de avisos tempranos, sistemas de emergencias y planes de recuperación. También resulta importante identificar los posibles estrés internos y las medidas de reducción de la vulnerabilidad mediante planificación urbana, económica y normativa.

No menos importante es planificar los elementos urbanos como su crecimiento, recursos hídricos, energéticos, alimentarios y logísticos, telecomunicaciones, movilidad, servicios públicos, inclusión y protección social, economía, ecosistemas, huella ecológica, biodiversidad y calidad ambiental.

Tenemos muchos medios ya en marcha que facilitan esa elaboración. Uno de ellos es la llamada Nueva Agenda Urbana propiciada por Naciones Unidas y cuenta con múltiples experiencias en marcha.

Todas las ciudades se enfrentan a peligros provocados por el hombre de forma directa, como actos terroristas, y de forma indirecta, como los ocasionados por el cambio climático debido a nuestra insostenible forma de vida.

La acción debe ser global ya que los responsables de la mayor parte de las emisiones son los países ricos y los que van a sufrir sus consecuencias con mayor dureza serán los países pobres. El Planeta no entiende de fronteras y la humanidad no debiera hacer diferencias entre personas, independientemente de su procedencia, nivel económico o condición.

Fuente: www.unhabitat.org/urbanresilience