Ecosistemas como solución

El último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPPC) indica distintos escenarios según el estilo de vida que nos marquemos. El incremento de la temperatura media global es de 1,2 ºC desde la época preindustrial (1850) y el mayor incremento se produce desde 1960. Si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan en los mismos niveles hasta la mitad del siglo XXI, se prevé un incremento de temperatura a final de siglo entre 2,1 y 3,5 ºC.

También se producirían variaciones en las precipitaciones en torno en un 10% menos o más de lo habitual. Aunque parece que se incrementarán en el Norte de África y Oriente Medio, el nivel de precipitaciones a nivel global sería relativamente bajo.

Aunque los cambios globales de temperatura y precipitaciones pueden observarse relativamente asumibles, el problema se plantea en que éstas serían no uniformes, llegando a cambiar estaciones, siendo más elevado en el Ártico y en zonas interiores de los continentes que en las costas. Entre continentes también se pueden producir diferencias de incrementos de 2ºC. Se prevé incrementos de épocas de sequía, inundaciones, periodos de temperaturas extremas e incendios que afectan a la pérdida de biodiversidad.

En la estrategia de lucha contra el cambio climático, juega un papel fundamental las ciudades, que son focos de los problemas que experimentamos por esta cuestión. La mitad de la población vive en ciudades, con menos espacio por persona comparado con la población rural. Esto implica que la basura y espacios naturales se desarrollan en pequeños espacios. Necesitamos crear espacios urbanos sostenibles.

Cuando los eventos climáticos extremos se producen en una ciudad, los sistemas urbanos ponen en riesgo de fallar servicios básicos, pérdida de oportunidades económicas e incremento de la polución. Los ecosistemas urbanos se tensionan por la planificación de sus servicios como provisión de alimentos, agua, energía, regulación climática, suelo natural, cultura, regulación de inundaciones, potabilización de agua, etc.

Como siempre, los asentamientos informales son los más expuestos a estos riesgos y, por tanto, requiere políticas de adaptación al cambio climático y acciones dirigidas a mitigar sus efectos. Por otro lado, en estos lugares las intervenciones mencionadas tienen un efecto directo sobre su desarrollo.

Los riesgos de ser afectados por el cambio climático están influenciados por el peligro de sus impactos, la población afectada y el grado de protección de la ciudadanía a sus consecuencias. Esto nos obliga a mejorar la adaptación al clima actuando sobre los ecosistemas: Las barreras de coral, manglares y marismas reducen el riesgo de inundaciones, la recogida de agua de lluvia en red separativa incrementa la reserva de agua potable, los huertos urbanos mejoran los ingresos y la salud de sus ciudadanos, los tejados y fachadas ajardinadas reducen el efecto isla calor y las consecuencias de las grandes tormentas, sustituir las plazas duras mejoran la capacidad de drenaje de los suelos, los bosques urbanos elimina la erosión y mejoran la calidad del aire, etc. El uso de los ecosistemas son parte de la solución.