Next Generation y Eficiencia Energética en Edificación

Los fondos Next Generation para la rehabilitación energética de edificios permite la financiación, por parte de la administración pública, de hasta el 80% de subvención, a fondo perdido, del total de la inversión realizada en una vivienda para ahorrar energía. La cuantía puede incrementarse en casos de vulnerabilidad social y los documentos técnicos necesarios están subvencionados con hasta el 100% según casos.

La cuantía de la subvención depende de la disminución de la demanda y del incremento de ahorro energético que se consigue con la intervención. Para esto hay que tener en cuenta que la capacidad de mejora de eficiencia de un inmueble es en un 57% responsabilidad de el aislamiento de envolvente (muros, techos, suelo y ventanas), el 23% de los sistemas (climatización fundamentalmente) y el 12% de la incorporación de energía renovable.

Pero la eficiencia energética en edificios tiene otras derivadas de vital importancia. El reto más importante que nos encontramos en este momento es el cambio climático, provocado por las emisiones de CO2 eq, generado en un 40% por el sector inmobiliario. El calentamiento global ha provocado la disminución del hielo ártico en una superficie similar a la de Irlanda, además del incremento de la temperatura media de todo el planeta. Nuestro consumo es superior a lo que la Tierra es capaz de generar; a nivel global, en julio hemos consumido lo que se regenera en un año. España, por ejemplo, consume en un año lo que se produce en tres (4,3 hectáreas frente a una biocapacidad de 1,5 hectáreas).

La pobreza energética, entendida como la incapacidad de mantener a temperatura adecuada el inmueble, afecta a 6,8 millones de ciudadanos españoles, estimando 7.200 muertes en invierno y 4.200 en verano de este año. Este hecho es acreditado si se tiene en cuenta que Cruz Roja y Cáritas destinan el 43 % de sus ayudas a este problema. Los factores que afectan a la pobreza energética son el precio de la energía, que no es posible abordar de forma individual teniendo en cuenta su escalada, la renta familiar, que tampoco es afrontable considerando que el riesgo de pobreza se ha incrementado en un 8,90%, y la calidad de la vivienda objeto del programa.

La situación en España con diez millones de viviendas sin aislamiento, una tasa de 538 viviendas cada mil habitantes frente a 432 en Europa, 3,4 millones de viviendas vacías y considerando que la obra nueva emite el doble de CO2 eq que una obra de rehabilitación, hace imprescindible que incidamos en el parque inmobiliario existente y acabemos con la política especulativa de suelo.

Su vertiente económica no es menos interesante. Se considera que para cumplir los objetivos de la Unión Europea necesitamos que el 0,5-0,8% del PIB se dedique a la rehabilitación energética, con una tasa anual de 400.000 viviendas al año, creando 150.000 puestos de trabajo, con un total de 260.000 millones de euros hasta el año 2050, inferior a los 390.000 millones de euros que costaría cumplir mencionados objetivos por otro medio. Si no ponemos remedio a las emisiones, se estima que el coste de los eventos climáticos extremos será del 11% del PIB.

Estas inversiones resultan gratuitas para usuarios si tenemos en cuenta los ahorros en la factura energética, subvenciones públicas y revalorización del inmueble en un 25%. También lo son para la administración; por cada 100 € de subvención revierte vía impuestos 111 € según construmat. Considerando impuestos, empleo, actividad económica y otros, el banco alemán KfW asevera que de cada euro de subvención se generan 4 para las arcas públicas. Por último, el gobierno Irlandés estimó que de la inversión pública dedicada a un programa de rehabilitación energética, retornó el 42 % por ahorro del sistema sanitario.